¡Hola! ¿Cómo vamos?

Alt J – The Actor


Hoy escribo sobre la falta de delicadeza en nuestras acciones teniendo especial consideración con el lenguaje. Trayendo al texto las definiciones de esencia, amor y libertad. Comparando lo mal que escribimos con lo mal que nos relacionamos, pasando por el tedioso castigo de Sísifo con la intención de hacer ver que si dejamos de empujar una roca que después se va a caer, tendremos tiempo de disfrutar el amor. Ya que nuestra esencia humana se ve condicionada por nuestro ambiente y a veces empujamos rocas creyendo que son el motivo de nuestra existencia sin tener en cuenta que la montaña por donde la subimos se acaba.

¡Espero que después de las siguientes reflexiones que he hecho veas la relación entre la esencia, el amor y la libertad!

Los europeos vivimos en una sociedad en la que estamos escribiendo casi todo el rato, pero no solemos hacerlo muy bien. Veo las redes llenas de faltas ortográficas y de ideas ambiguas. Claro que, no leo ni el 1% de lo publicado en internet, así que podría ser que sólo fueran mis contactos lo que escriben así, los periódicos que leo etc etc. Lo que me indica que, por lo menos en lo que los algoritmos me muestran, cuidado y atención, poquito. 

Iba a escribir sobre la angustia existencial que experimento con respecto a los mensajes vacíos con interpretaciones poco precisas para coincidir con las experiencias de la mayor parte de personas que los lean, pero he cambiado de idea. Antes de eso voy a definir esencia, amor y libertad, porque me gusta escribir con precisión lo que quiero expresar. Si las cosas están mal manifiestas, no hay ni cuidado ni atención en la interpretación y hago exactamente lo mismo que no me gusta, perdiendo credibilidad.

¡Con lo que me gusta lloriquear argumentadamente!

Ejemplo 1: imagina que soy redactora de un periódico y escribo:

“El chico afirmó que no le pegó, como le pedían muchos de sus amigos”

Interpretación 1: muchos de sus amigos le pedían que no le pegara.
Interpretación 2: muchos de sus amigos le pedían que afirmara que no le pegó.

Ejemplo 2: imagina que estoy en la cama con una pareja que tiene gustos muy dispares a los míos y me dice:

“me quiero ir de aquí con personas que me hacen feliz”

Interpretación 1: se quiere ir de un sitio en el que está conmigo porque no compartimos los mismos gustos y no le hago feliz.
Interpretación 2: me está expresando el deseo de disfrutar con personas que le hacen feliz porque comparte los mismos gustos y está tan abrumada que busca una sensación similar a la que experimenta con personas afines y a mí ya me ha asociado con su malestar.

Por lo tanto, puestos los ejemplillos sobre malos entendidillos, voy a empezar definiendo 3 conceptos para no dar lugar a malas interpretaciones:

Imagina que los ejemplillos de malos entendidillos te los ha dado Ned Flanders.
Las definiciones son de la R.A.N (Real Academia de Nora) así que cualquier desacuerdo, tienes mi chat de instagram en: @cafefilosofal.es
  1. esencia: lo que no cambia e impulsa la formación de nuestra personalidad.
  2. amor: concepto universal relativo a la agrupación de sentimientos conformados por la interpretación que hacemos de las emociones, estados afectivos que experimentamos por cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato o influidos por la experiencia, que pueden transitarse con comunicación, reciprocidad y paciencia. Basado en la afinidad y armonía entre seres.
  3. libertad: facultad que tiene el ser humano de hacer o no hacer según lo que le permita su ambiente, por lo que es responsable tanto del entorno (si tiene los recursos necesarios para poder hacerlo) que elige como del que no en función de sus capacidades para adaptarse a él y las posibilidades de las que es consciente.

Definidos los conceptos, empezamos:

¿POR QUÉ PENETRAN TAN BIEN LAS FRASES POSITIVAS?

Es aparentemente sencillo explicarlo con la naturaleza: digamos que en la esencia del ser humano está la curiosidad y el bienestar ya que eso nos ha hecho evolucionar hasta el homo sapiens sapiens que se supone que somos. (O eso he venido a entender de algunos artículos de paleoantropólogos de National Geographic sin tener ni idea de paleoantropología).

Motivo por el cual, la inmensa mayoría capaz de realizar funciones vitales sin asistencia tendemos a hacer exactamente lo mismo: por nuestra curiosidad innata y búsqueda incesante de bienestar nos levantamos, trabajamos, nos cansamos por trabajar, descansamos por estar exhaustas y reiniciamos el proceso. Así como nos relacionamos con más peña, ya que somos ciento y la madre en el planeta Tierra.

Por ejemplo: me levanto con la salida del sol (nos levantamos), voy a estudiar a la biblioteca y hago ejercicio en el gimnasio (trabajamos), llego a casa agotada (nos cansamos), descanso en la cama (descansamos) y reinicio el proceso.

Probablemente, aunque tu contexto difiera del mío, ejecutes las mismas acciones.

Para “desconectar” puede que realices algún hobbie o estés con tus seres queridos (familia/amigos…) y que te cueste dar el 100% de tu capacidad en todo. Como me pasa a mí.

En resumen, teniendo presente que somos seres vivos y que para sobrevivir tenemos que adaptarnos al entorno, con una probabilidad bastante alta coincidiremos en los procesos señalados.

Así que sería difícil que las frases positivas no calaran bien en nuestro ritmo de vida, haciéndonos sentir comprendidos y menos solos en una sociedad cada vez más indiferente con el sufrimiento ajeno por estar a tope con sus cosas donde la gran mayoría se conforma con asentir, sonreír y seguir cada uno con la movida elegida en el contexto que se encuentre.

La mitología griega representa muy bien nuestro día a día con la historia de Sísifo, rey que engañó a los dioses y que como castigo le impusieron empujar cuesta arriba por una montaña una piedra que, antes de llegar a la cima, volvía a rodar hacia abajo, repitiéndose una y otra vez el proceso. Nuestra piedra, a diferencia de Sísifo, sería la rutina que nos aporta tranquilidad. 

¡Pobre Sísifo! ¡Qué putada! (JAJA)

A partir de nuestra esencia de cazadores(curiosa)-recolectores(abastecimiento necesario y suficiente para el bienestar), vamos repartiendo el amor que hemos aprendido a expresar (teniendo en cuenta motivaciones internas y externas, aprendizajes previos, ambiente social, cultura, etc…). Sin embargo, ¡TANTATACHÁN! Tenemos la libertad en potencia de decidir qué queremos hacer con el día de hoy cuando TENEMOS salud y ambiente propicio para ejecutarlo.


Motivo por el cual sería buena idea que empezáramos a plantearnos si el amor que estamos dando alegremente tiene la forma que nos gustaría tanto a nosotros como a quien se lo damos. Ya que amar es dar, y si no puedes dar, es mejor que sueltes la roca que empujas.

“A veces los mayores actos de amor son los más difíciles de cometer” y no veas lo que duele irte de donde quieres estar.


Como «conclusión» y como indicaba al principio, según puede llegar a interpretar una simple humana inmersa en la cultura occidental, vivimos en una sociedad en la que además de estar escribiendo asiduamente (los de mi generación, al menos) también estamos relacionándonos la mayor parte del tiempo (internet da muchas posibilidades). Pero ni una ni otra acción la hacemos muy bien según mi interpretación. Con mi escueta formación como estudiante de psicología, observo las relaciones interpersonales llenas de carencias afectivas, ocultamiento e ideas ambiguas. Lo que me indica que cuidado y atención, también poquito, como con la escritura. Por tanto, me gustaría finalizar con un grito desesperado y angustioso de MÁS AMOR POR FAVOR. Más atención, más tiempo de calidad y más disfrute. Sin disfrute no hay amor, motivo por el cual he elegido cambiar de ambiente muchas veces (y pienso seguir haciéndolo mientras tenga la oportunidad y la responsabilidad afectiva me lo permita). 

¡Feliz día!

4 comentarios en «Los Sísifo del siglo XXI»

  • La rutina llega a ser muchas veces tediosa. En algunos individuos les produce alineación, algo que me recuerda a los inicios de La Revolución Industrial. Se percibe como una fatalidad, resignación y nula esperanza.
    Todo ello afecta a las relaciones sociales y humano-afectivas.
    Tenemos de todo, pero somos infelices porque hemos dejado de gestionar nuestras propias emociones. Ni siquiera estamos aprendiendo a equivocarnos.
    Todo es inmediatez, egoísmo, hundir al prójimo, recibir y no dar.
    Ésto último, viene a colación con el otro tema que nos ocupa, el amor.
    Yo a veces lo comparo con el mana polinésico de intercambio de regalos que formuló el antropólogo francés Marcel Maus, dónde no sólo se daban regalos, sino que existía algo más profundo en ellos. Es cómo sí los individuos dieran algo de sí mismos también.
    El amor es el sentimiento más universal de todos, no se puede memorizar porque no se puede entender. Tiene una parte de irracionalidad incomprensible.
    Dar, no siempre significa recibir.
    Porqué la gente siempre espera algo a cambio?
    El amor se demuestra en el día a día, en los pequeños detalles cotidianos, en tú interés por el otro, en su comprensión, en su ayuda y bienestar, en estar allí cuando te necesite.
    Un saludo.

    • Estoy de acuerdo con cada frase, sin embargo, aún me queda la esperanza de poder influir en el cambio aunque sólo sea capaz de llevarlo a cabo en mí. Debido a que las personas podemos ser tanto rencorosas y egoístas como aceptables y amables, hemos de encontrar la tecla.
      Hacía muchos años que no leía el «mana» y no sabía de Marcel Maus, muchas gracias. Espero que me hables de él.

      Tu comentario me ha recordado a los tipos de amor distinguido por los griegos; el ágape, la philía y el eros.

      Además, me ha traído a la memoria también que el trabajo permite que nos apropiemos de los productos que fabricamos y los mejora a medida que se van trabajando en ellos. Me explico:

      en la actualidad, volviendo a tu comentario sobre la inmediatez, si vemos que otro tiene un zumo de naranja y lo queremos podemos:

      1. Quitárselo
      2. Pedírselo
      3. Comprárselo
      4. Plantar un naranjo y esperar a que dé frutos.

      Cuando conozco el valor del esfuerzo y el trabajo que ha llevado a tener un zumo de naranja, repartir naranjas de mi árbol es un acto de amor.
      Veo muy sencillo caer en la alineación cuando reaccionamos sin reflexión ante estímulos y no miramos por el bien de nuestra especie…

      otro saludo para ti

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