El tema de la belleza ha estado rondándome por la cabeza toda la semana ¿Qué es la belleza para mí? Y he llegado a una respuesta condicionada por el contexto académico en el que me encuentro, probablemente sería otra si estuviera en otro. Como ocurría con las personas a las que les preguntaba: “Oye, ¿Qué es la belleza para ti? De todas las respuestas que me dieron, acabé por separarlas en orden y caos. Te explicaré porqué en la próxima entrada, pero antes, la belleza para mí es entender.  


Sólo soy capaz de ver belleza en algo cuando tiene una explicación de ser y si no se la encuentro pienso en ello como si fuera un escalón, por lo que continuamente estoy carburando para dotar de significado mis acciones. Haciendo esto, le doy “sentido” a mis acciones y percibo que tengo una especie de control interno sobre lo que me sucede y no puedo controlar.

Vamos a intentar parar y entender los errores que estamos cometiendo para saber de dónde venimos y hacia dónde carajo vamos si seguimos así desde las gafas de la belleza.

 Somos una especie que se ha organizado a nivel social, en el momento en el que empezamos a obtener cosas y organizarnos, establecemos jerarquías que nos han ayudado a avanzar como especie: unos piensan y otros ejecutan. Esto estaba muy presente en épocas anteriores, unos: comer, dormir, no enfermar (modo supervivencia) y otros, con mayor bienestar: piensan. Con el avance de la sociedad y la revolución industrial se iguala (con matices) la sociedad y existen más mentes pensantes porque las máquinas ejecutan las acciones de personas que pueden utilizar su coco para otra cosa a parte de sobrevivir y les permite inventar y desarrollar cosas. Dentro de esas cosas que se desarrollan, aparecen diferentes movidas sociales de pensamiento, lo emocional, el arte y bla bla. Todas esas cosas que no tienen nada que ver con estar vivo y no morir en el camino, pero que propulsan ideologías que cuestionan las jerarquías que se estaban dando y potencian la racionalidad, lo emocional y lo cuestionable de lo racional y lo emocional. Eso, progresivamente, nos ha llevado a una sociedad actual y bastante reciente en la que nos preguntamos cosas cuando nos levantamos muy diferentes a la de nuestros iguales. Sin irnos muy lejos, pensemos en nuestros bisabuelos: ¿Qué pensarían ellos? En cómo se sentían o qué iban a hacer hoy, desde luego, no creo.


¿Se va entendiendo por dónde voy?

Pues bien, esto ha hecho que pasemos de una filosofía de supervivencia y de no cuestionamiento a una de cuestionarnos absolutamente todo.

Este sentimiento de “engaño” con lo que nos viene dado, gracias al cuestionamiento, nos lleva al individualismo. Es la base donde todos los de mi generación estamos creciendo: ¿Qué siento? ¿Cuáles son mis capacidades? ¿Cuáles son mis habilidades? ¿Cómo puedo optimizar mi trabajo para conseguir lo que quiero? ¿Qué tengo que hacer ahora? Y esto nos lleva al narcisismo imperante en el día a día, donde tengo la necesidad de decirme lo que siento para hacer algo con mis emociones porque quiero que mi córtex prefrontal (parte del cerebro que toma la decisiones de manera consciente) elija sobre todo el resto de mi cuerpo cómo se tiene que sentir; saber todo lo que puedo hacer como si fuera el puto Darwin del siglo XXI… yo, yo, yo…

Esta base útil en algún aspecto pero muy de mierda en otros, nos acerca hasta internet. Donde tenemos un montón de opciones, y aquí, es donde se combinan los tres factores que comento y que hacen una sociedad de mierda: NARCISISMO, INDIVIDUALISMO Y la falsa ilusión de que somos CAPACES Y MERECEDORES DE TODO. 

Esta porquería me reconcome cada día, atacando mi discernimiento entre lo importante y la paja así como mi capacidad de crítica sobre algún tema. Pero bien, aquí ¿Quién tiene la responsabilidad de frenar? Pues… ¡Los que tenemos la capacidad de razonar! ¡Los que tienen la capacidad de discernir que intento aprender! ¡Y los que toman decisiones!

Hemos acabado con lo anterior intentando crear algo totalmente distinto y vivimos transitando la misma mediocridad. Antes era una ideología religiosa y ahora de consumo; negando la vejez, la muerte, el sufrimiento y aplazándolo para más tarde (ocurría antes y ocurre ahora, si no queda clara esta comparación me escribes y te doy mis ejemplos). 

Esto hace que crezcamos y nos desarrollemos en una especie de situación de abandono en la que no conectas con las personas, si no con sus carencias/creencias y lo que quieren que consumas de ellos/as.

Comúnmente algo se estropea y en lugar de querer repararlo, te haces con otro sin pensar en las consecuencias a largo plazo. Hay una historia muy ilustrativa del arte de reparar los objetos rotos con oro, llamada Kintsugi, donde en lugar de un pegamento discretito, los artesanos utilizan un esmalte espolvoreado con oro, plata o platino que tiene como resultado un aspecto único donde las grietas brillan. Y viene muy ligada a una filosofía japonesa llamada wabi-sabi, que se empeña en ver la belleza en la imperfección (o eso es lo que he entendido yo, claro, ni soy filósofa ni japonesa) y con el supuesto sentimiento (también pasado por mi filtro occidentalizado) que llaman mottainai, que refleja el lamento cuando algo se desperdicia y el mushin, la aceptación del cambio.

En cambio, acostumbro a interpretar de muchas situaciones sociales una filosofía voraz de una velocidad incalculable y carente de valores morales que hace que sienta que nadie me mira a los ojos, y te aseguro que yo desde mi fragilidad, te necesito y otros desde la suya también. Deja de llenar a las personas de deseos alejados de la realidad, construye cada día y añade información a tus modelos mentales, me cago en todos los mensajes de yo puedo con todo, yo me lo merezco todo porque existo y punto. Si me lo das todo, me frenas el deseo de querer algo más, de querer aspirar a otra cosa, de buscar sentido… pero hay más sentido que el propio, somos una sociedad.

Acostumbrados a la gratificación inmediata, no desarrollamos la capacidad de frustración: os pongo un ejemplo que me ha pasado esta semana y cierro la reflexión de este café de domingo: conocí a un chico en un recital de poesía, de mi edad más o menos, cosa que es extraña. Nos intercambiamos números y yo sentía molestia cuando hablaba con él por whatssap porque tardaba en contestarme. Acto seguido se lo comuniqué de forma poco asertiva, el chico me respondió sobre cosas que estaba haciendo, me disculpé por haberle podido hacer sentir mal y jamás me contestó. Seguidme para más maneras de estropear una futura interacción. Pues bien, este acto que he tenido, va muy ligado a la poca capacidad de frustración y eso es algo muy peligroso. Derivando en historias sanguinarias como la del niño en Alicante que mata a su familia por quitarle el internet cuando quiere jugar (Recordatorio: implicación no es equivalencia)

Te dejo aquí una guía estoica para tomar decisiones que te será útil en una sociedad como la que vivimos, espero que esta reflexión de café te haga reflexionar y te mando todo mi ánimo para la semana. Espero poder reflexionar contigo algún día, ¡Buenos días, tardes o noches!

Imagen extraída de la página de instagram de @sociedadefilosofiaplicada de su libro de «Filósofas o barbarie» de Editorial Oberon

Como conclusión: creo que para ver la belleza en nuestra sociedad, hemos de entenderla y hacernos responsables de dónde venimos y qué estamos formando. Para así ser capaces de tolerar mejor la frustración evitando caer en sensacionalismos y mensajes vacíos

Metáfora del ordenador

https://cafefilosofal.es/2022/02/06/la-conexion-perfecta-que-huele-mal/

Tipos de aprendizajes

https://cafefilosofal.es/2022/02/13/del-dolor-al-escepticismo/

Bibliografía y Webgrafía:

 

https://mymodernmet.com/es/kintsugi-kintsukuroi/ 
https://www.youtube.com/watch?v=dF6CYvise0k

2 comentarios en «LA BELLEZA DEL NO»

  • Me ha costado un poco enlazar el título de tu escrito el texto que desarrollaste a continuación. A priori, lo primero que vino a mi mente fue preguntarme a mí mismo qué era la belleza, y claro, enseguida vinieron las ideas (tanto las elaboradas por mí mismo como las que Mamé de la sociedad) que tengo a cerca de ello, y claro, como tu línea de pensamiento no iba por donde la mía, me he “resistido” a seguirte. No obstante, la toma de consciencia de lo que me estaba pasando me llevó a leerte varias veces, y al hacerlo me ha parecido que tú escrito era bonito. También mis conclusiones lo son, al igual que lo es también el hecho de VER el maravilloso mecanismo que hace posible que podamos acordar en sociedad lo que es bello, lo que no, qué va a ser de mi vida, qué sentir, qué no etc etc… De modo que mi conclusión experiencial holistica de tu escrito ha sido, que la belleza reside EN LOS OJOS DE QUIEN SABE VER MÁS ALLÁ DE “LO QUE SE SABE”.

    No obstante me gustaría señalar, que se dice mucho esto de que los que piensan y los místicos son los acomodados que no tiene que trabajar tanto como otros para ganarse el pan, y no es así. Misiticos y grandísimos sabios los han habido en todas las culturas y hasta en las épocas de mayor dificultad. Hay muchísima gente, y hasta culturas enteras (chamanes, yoguis, budistas por ejemplo) hoy en día que vienen de las zonas más humildes y que viven con lo más básico, así como también ha habido y hay gente que ha nacido en la realeza y que han decidido entregar su existencia a la búsqueda de la verdad y no a la mera sustentación de una existencia sin sentido. Realmente es decisión de cada uno tomar un camino u otro y no se puede juzgar a nadie por sus circunstancias.

    A parte de todo esto, me gustaría saber qué te ha llevado a querer escribir sobre el tema, y porqué o cómo acabó desembocando en cosas como lo de “si me das lo que quiero me quitas el deseo que querer más” o ese discurso tan de moda de “tu puedes con todo”…

    Creo que la honestidad con uno mismo trae gran claridad y simpleza, tanto a la hora de expresarse como de entender; y cuando hay claridad puede apreciarse que, hasta lo más feo y despreciable es de lo más hermoso.

    Por ejemplo, una vez me vi estando dispuesto a traicionar una bonita relación por quedarme embelesado por la fría y superficial belleza de unos ojos, o unas tetitas… y me he resultado de lo más despreciable, y tuve una pequeña crisis por descubrir la “imperiosa”, y estúpida fuerza que a veces patea todos mis valores personales y toma el control de mi vida. Entonces me planteé si realmente era quien pensaba que era… o más bien, tuve que aceptar que soy absurdo y dejar de disfrazarme con los ideales que me enseñaron a asociar con “lo bueno” y “bello” para gustar y gustarme… cosa que no es nada honesta ni bella.

    Y ¿sabes qué es lo gracioso? Que mientras defendemos eslóganes de ser buenos, profundos, justos etc etc, en el fondo nos mueve un subconsciente tan básico y estúpido como los anuncios de teletienda. Las multinacionales lo saben, los iluminati lo saben y los medios de comunicación y hasta los reptilianos!! Lo saben…

    Ahora la cuestión es, ¿y qué? Al final, la posibilidad de poder hacernos esta clase de juicios es un milagro en sí mismo… es decir, que la energía que nos compone, sea capaz de tomar consciencia de sí misma, y establecer un orden de realidad x o y, es increíble/mente Bello, ¿no te parece?

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