¡Buen día, tarde o noche cafetero!

Hoy me apetece hablar un rato sobre el motor de mi vida:
la voluntad.

Me he puesto a pensar en la ilusión y la motivación con la que me venía mi profesora de castellano, María Cardona, y me he dado cuenta de lo mucho que me ha ayudado a valorar a los profesores esa tutora del instituto.
Aparecía en clase con motivación e ilusión por darnos la sintaxis.
Ojo, la SINTAXIS.
¿Habrá algo más aburrido que la sintaxis castellana?
Pues yo de momento he encontrado 2 más aburridas: la de latín y la de griego,
en fin… gustos personales.
El caso es ese, ¡SU ILUSIÓN Y MOTIVACIÓN!

Quiero pensar que no le apasionaba la sintaxis, sino que sus alumnos aprendiesen y se vieran capaces de hacer algo tremendamente aburrido, divertido.
Así que… con estas ideas mías sobre las acciones de otros, empecé a ver a mi tutora como a una heroína que desprendía voluntad (compuesta por ilusión y motivación) para que sus alumnos aprendiesen.

El aprendizaje de la voluntad es gradual y progresivo,
a través de acciones en las que nos encontramos vencidos.

Llevo unos días que me cuesta horrores esto de publicar en el blog;
tomar ciertas decisiones que pueden o no influir en mi futuro académico;
ir al gimnasio o simplemente hablar desde mis sentimientos.

Aún así tengo que hacerlo, porque sé que si no me costará más mañana.
Estoy escribiendo una entrada de mierda, he tomado la decisión de hablarle a quien quiero que sea el tutor de mi TFG y no paro de proponer temas, he hecho un horario para ir entre semana al gimnasio y le he expresado mis sentimientos a una persona que, quiero pensar, no se da cuenta de lo utilitarista que es.

Resumiendo puntos anteriores para construir Roma:
1- ACEPTACIÓN de lo que somos y cómo estamos.
2- MOTIVO por el que quieras construir.
3- ATENCIÓN con lo que nos rodea.
4- VOLUNTAD para empezar con la construcción,
ahora que tenemos el suelo listo.

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