Razón y Sentir a veces son hipócritas el uno con el otro.

Razón dice que ponga límites y Sentir se los pasa por el paraíso.
Cuando Razón aturulla a Sentir con esas polladas miedicas y formales
“para construir cosas sanas”,
Sentir le recuerda lo que quiere y dialogan entre ellos.

R: ¿Esto que vas a hacer te va a aportar beneficio?
S: ¡Claro que sí!
Sentir realiza lo que le apetece y Razón, en su intento por seguir manteniendo la conversación con Sentir, perece cuando éste no para de recibir ese “beneficio”.
R: ¿Después de recibir repetidamente el beneficio, cómo te sientes?
S: Mal, me ha destrozado, yo no merezco esto que me ha pasado.
Razón quiso, con sus preguntas, que Sentir viese que no había beneficio real.
También supo que si le decía directamente que no tomase el beneficio,
lo haría de todas formas y que, por añadidura, recibiría malas caras y comentarios de Sentir.
S: ¿Por qué me encuentro en esta situación? ¡No quiero esto! ¡No sé cómo he acabado así y aquí!
R: …
A Sentir le ocurre algo catastrófico para su entendimiento,
así que intenta convencer a Razón de que jamás jamás jamás volverá a sufrir tanto.
Razón le cree y Sentir vuelve a motivarse con otra cosa.
Sentir se ha vuelto a hacer daño y Razón se lamenta.
Sentir vuelve a caer y Razón dice STOP.
Sentir se ha drogado, ha tenido relaciones tóxicas, miedo, amigos de mierda,
confianza en quien no debía, inversiones impulsivas,
ha dejado de tener motivación y ha dado opiniones inútiles
(no diré que todas lo son porque sirven para estimular la imaginación y esas cosas chachis)
que han herido tanto a Razón como a Sentir;
Razón se ha quedado en su zona de confort con mil y un argumentos.
Razón aprendió a salir de espacio seguro y a confiar en los demás gracias a Sentir.
Sentir aprendió a no dañarse gracias a los límites que sugirió Razón.
VAMOS; se NECESITAN.

Ayer, sacando a Frida (endiablada perrita de una amiga)
por un sórdido descampado,

no te vas a creer de lo que acabé hablando…
¡El recurrente virus que nos asola!
Ella (mi amiga, no la perrita) se había empapado de múltiples teorías que parecían haberse impregnado en su piel como crema solar que absorbe el cuerpo.
Sin embargo, después de los pesares que nos abruman a los que buscamos cualquier cosa,
concluimos con que no podíamos creernos nada en su totalidad.
Ya que cualquier creencia está construida con verdades y mentiras potenciales.

Hoy me voy a centrar en el tema de las OPINIONES
Las opiniones son heterogéneas y nos sirven para razonar sobre ciertos aspectos que conozcamos, pero no son ni noticias, ni hechos, ni leches en vinagre.
Por esta razón, cuando las teorías sobre el Coronavirus que nos llegan lo hacen a través de medios informativos como Internet o la TV,
sesgada por la creencia de la persona/cadena que emite los juicios y TODOS los filtros que ha de pasar; NO es POSIBLE conocer la verdad si eres mortal.
Un ejemplo menos grotesco sería una historia que te voy a contar para desahogarme:
La semana pasada estuve dialogando sobre la frasecita “todo es relativo”.
Sentencia afirmativa que no se duda porque un tío curioso halló la fórmula para sentenciar algo de semejante magnitud.
Mi interacción fue breve en cuanto a dicha afirmación:
“¿Eres capaz de explicármelo sin ponerme ejemplos que
puedan reducirse a un carácter binario?
(Tipo: una situación X para el que la hace es BIEN
y para el que la recibe es MAL)
Si no eres capaz, ¿Por qué afirmas que TODO es relativo?
¿Por qué lo has escuchado por ahí?”
La persona con la que interactué sentenció:
“Noynohedicho, si no permites que cada cual tenga su razón te vas a quedar sin amigos”
Cosa que me sorprendió, ya que mi Sentir se quedó nockeado.
Razón le explicó que dicha persona interpretó las preguntas como un martillazo que hizo tambalear su estructura y volvió a equilibrarse.
Un filósofo británico muy majo que Wikipedia dice que se llamaba J. L Austin, escribió sobre la Teoría de los actos del habla, en la cual diferencia dos territorios:
el territorio de las afirmaciones y el territorio de las declaraciones.
Las opiniones (son juicios personales), que forman parte del territorio de las declaraciones.
Un territorio que está relacionado con la validez y la coherencia
pero NO con la veracidad.
¡La certeza de poseer la verdad y tener razón en este territorio es una trampa!
Una ilusión o espejismo como el que podríamos percibir en el desierto muertos de calor y sed.

Además, no suele dejar espacio para otras formas distintas de pensar (modelos mentales) o para desarrollar la apertura mental,
impidiéndonos ser conscientes de que la experiencia personal es una realidad condicionada.
Las personas que están ese territorio entienden que las otras opiniones han de encajar con su percepción.
Putos sincericidas que nos excusamos con que somos muy sinceras eh.
Procuro no ser tan idiota (recordamos que idiota etimológicamente proviene del latín y significa especial) motivo por el cual veo propicio cambiar de opinión, tener apertura mental para aceptar opiniones fundamentadas y mostrar flexibilidad a la hora de sustituir unos argumentos por otros si éstos tienen mayor peso.
Igual te parece difícil de entender, pero creo que si sigues este blog hay bastante probabilidad de que entiendas lo que intento explicar:
¡UN SIMPLE CAMBIO DE OPINIÓN NO VA A CAMBIAR QUIÉN ERES!
Quizás no querías llegar a pensar así (afirmando X o hiriendo a X),
pero…
¿Cómo has podido llegar hasta la situación perjudicial que sea?
Porque NO pusiste límites.
(No imagines ejemplos absurdos que están fuera del control, por favor)
Cuando Razón gana a Sentir o viceversa,
se une Culpabilidad a la interacción.
Culpabilidad fustiga a Razón y a Sentir,
les revienta tanto que repiten las acciones en plan reverde (dos veces verde)
por las que les habían fustigado.
Sentir y Razón se expresan con hábitos emocionales, de pensamiento y de acción.
Pero… ¡¿Quién aparece por aquí?!
Confianza, la segurata de las emociones y única capaz de
valorar y etiquetar a estas interacciones entre Razón y Sentir de GILIPOLLECES, difuminando a Culpabilidad.
Mañana es mi cumpleaños y cada año tengo más Confianza porque voy apreciando cada vez más la coherencia entre Sentir y Razón.
Concluyendo: Lo más valioso de tu vida
es lo que hagas con tu cerebro,
un día te vas a morir,
déjate de gilipolleces e intenta mantener en equilibrio a Sentir y a Razón intentando no perturbar la estabilidad de tu entorno.
Si ves que la perturbas, ¡HAZ BOMBA DE HUMO!
Intentaré tenerlo en cuenta para hacerme un regalo de cumpleaños.
