¡Qué pasa cafetera! Buenos días, tardes o noches 🙂

Estas últimas semanas he querido hablar de lo que entendemos por ansiedad en esta cultura española como algo esperable dentro de nuestro querido contexto para separar lo que viene a ser una emoción adaptativa de un trastorno en el instagram @cafefilosofal.es así como de la competencia laboral y la ansiedad causada por la misma.

¿Podría decir yo que estoy sufriendo una especie de ansiedad laboral si para mí el trabajo es estudiar? pues no lo sé, pero no duermo bien desde hace unas semanas, no tengo hambre, está costando que me concentre y tengo pensamientos intrusivos.

¿Qué es lo que estoy viviendo? Diría que ES una activación de mi sistema emocional de alerta: la ansiedad.

Tengo por delante decisiones importantes sobre mi formación, vocación, autonomía, salud y relaciones.
Por tanto, creo que mi cuerpo me dice: «lo que vas a elegir es importante para ti. Ten cuidado, pero no te paralices».
La acción que estimo más inteligente está en bajar el volumen del ruido mental lo suficiente como para poder escuchar lo que realmente siento y necesito.

Por lo que voy a internar conectar conmigo lloriqueando con palabras, como de costumbre, y esperando que algo de esto te sirva a ti también.


Por una parte, he evitado tomar decisiones grandes en medio de este pico de ansiedad y respirado profundamente el tema mientras he ido caminando hasta el gimnasio para levantar hierros y quemar la energía que me ocasionaba preguntarme:
«¿Esto que estoy experimentando me está llevando a una decisión que verdaderamente quiero o solo estoy intentando calmar el miedo que me supone que mis planes no sean viables en el corto plazo?»

Luego vienen las preguntas a las que menos me ha gustado enfrentarme y sigo respondiendo…
¿Qué quiero de verdad, aunque no sepa cómo hacerlo?
¿Qué estoy evitando por miedo?
¿Qué parte de mí necesita descanso más que respuestas?
¿Qué estoy ganando al mantener esta ansiedad encendida?


Después utilizando la técnica de Julio César con su «Divide et impera» he pasado de preguntarme el típico:
«¿Qué hago con mi vida? al: «¿Que puedo decidir para este mes? ¿Qué es lo más importante cuidar esta semana: mi cuerpo, mente, vínculos o dirección?»

Obteniendo claridad por tramos. Pero abriéndome la ventana a emociones menos agradables, si cabe, que la propia ansiedad.

Ya que muchas veces ésta emoción tan intensa protege emociones más profundas: tristeza, cansancio, miedo a liarla, deseo de libertad, necesidad de explorar… Y AQUÍ ESTAMOS OTRA VEZ.

Hablándonos con honestidad para ponernos al servicio de lo que queremos crear, no de lo que queremos evitar…

Estoy en el punto de cambiar el enfoque del lenguaje… cómo no.

Cambiando el: ¿cómo evito equivocarme? al ¿qué quiero cultivar? ¿un conocimiento? ¿una voz propia? ¿una forma de vivir el tiempo? ¿una autonomía real? mi ansiedad baja cuando escribo porque me enfoco en construir con dirección más que con presión.



Para contestarme, quiero encontrar la respuesta que me haga sentir más alineada conmigo misma en este momento.
Sin necesidad de acudir a los astros para que me den una solución con tal de evitarme este quebradero de cabeza.

Dicho esto, aquí te dejo.

¡Salud, café y muchas filosofadas!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *