El MIEDO es una de las emociones más universales y primarias que compartimos como seres humanos. Desde una perspectiva evolutiva, ha sido crucial para nuestra supervivencia, preparándonos para enfrentar amenazas y adaptarnos a un entorno cambiante. Pero el miedo no es solo una reacción física; también afecta en cómo pensamos, actuamos y entendemos nuestro mundo.

A lo largo de nuestra historia evolutiva, el miedo ha actuado como un mecanismo de defensa indispensable. En su base biológica, esta emoción está profundamente arraigada en el sistema nervioso, particularmente en la amígdala, una estructura cerebral que funciona como un centro de alarma. Esta región activa reacciones físicas como:

  1. Incremento del ritmo cardíaco y respiratorio.
  2. Liberación de hormonas como adrenalina y cortisol.
  3. Tensión muscular y dilatación de las pupilas.

Estas respuestas nos preparan para la acción, mostrando cómo el miedo es tanto un fenómeno biológico como una herramienta de supervivencia.

A lo largo de la historia, podemos apreciar cómo ha influido en algunas figuras relevantes y cómo éstas lo han utilizado:

Hipárquia de Maronea (350 a. C. – 280 a. C.) fue una filósofa cínica que rompió los estereotipos de su época al casarse con Crates, un filósofo pobre. Aunque podría haber sentido miedo al rechazo social, su audaz actitud desafió las normas, dejando una huella significativa en la historia de las mujeres.


Harriet Tubman (9 de marzo de 1822-10 de marzo de 1913), a pesar del constante peligro de ser capturada, Harriet usó el miedo como un catalizador para planear y ejecutar rescates audaces, ayudando a cientos de esclavos a alcanzar la libertad.

Marie Curie (7 de noviembre de 1867-4 de julio de 1934) aunque el miedo a lo desconocido podría haberla detenido, su curiosidad y determinación superaron cualquier aprensión, permitiéndole descubrir los elementos radioactivos que revolucionaron la ciencia.

El amor como contrapeso al miedo

Sin embargo, si bien el miedo es esencial para nuestra supervivencia y puede servir como motor para ponernos en acción, existe otra fuerza bien estimulante y compleja que actúa como su contrapeso: el amor. El amor, entendido como una conexión profunda con otros seres humanos o incluso con una misma, tiene la capacidad de aplacar el miedo. Estudios en neurociencias sugieren que la liberación de oxitocina, conocida como la «hormona del amor», puede reducir la actividad de la amígdala, disminuyendo así las respuestas de estrés y temor.

Cuando sentimos amor, ya sea en forma de apoyo social, empatía o incluso gratitud, nuestro cerebro activa circuitos de recompensa que promueven la calma y la seguridad. Esta interacción biológica subraya cómo el amor no solo mejora nuestro bienestar emocional, sino que también puede ser una herramienta para gestionar el miedo y fomentar la resiliencia (sentimiento de moda que no debe fomentarse si puede existir un cambio).

Lo que viene

En las próximas semanas, profundizaremos en cómo el miedo influye en nuestros pensamientos y conductas. Exploraremos de qué manera esta emoción moldea nuestras percepciones, decisiones y acciones, tratando de ofrecer herramientas para comprender esta emoción mejor y usarla a nuestro favor.

Para cerrar este mes reflexionando sobre el miedo, propondremos una representación artística de Carmen @c_armense y la locución de Pau @neybpbg. Esta obra buscará explorar el miedo desde sus bases evolutivas hasta su impacto en nuestras vidas actuales, redactado por una servidora @cafefilosofal.es

Por tanto, nos quedamos con que:

El miedo es una emoción primaria que conecta nuestro pasado evolutivo con nuestras experiencias actuales. Comprender nos ayuda no solo a gestionarlo mejor, sino también a aprovecharlo como un motor para el cambio y/o la aceptación de nuestras sensaciones. Y, al complementarlo con el amor, encontramos una fuente de equilibrio que transforma el temor en valentía y las amenazas en oportunidades.

Me despido, nos vemos el próximo domingo y te dejo pensando…

¿Cómo crees que te manejas con esta emoción e influye en las mierdas que piensas?

Salud, café y muchas filosofadas 🙂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *