¡Buenos días cafeteras!

Hoy partiré de la frase de Umberto Eco: “un libro es un texto inacabado que hace que el lector trabaje”. Eco murió cuando yo tenía 18 años. No tenía ni idea de quién era, pero mi profesora de castellano nos dijo que lo leyéramos. Le hice caso y busqué en la biblioteca: “El nombre de la rosa”. Me pareció una lectura complicada y entretenida.

¡Vaya que si me hizo trabajar Umberto Eco! Después de leer su libro me empecé a interesar por temas espirituales y dejé espacio en mi cabeza adolescente para el tema de la reclusión intelectual, hasta el punto de sentirme Cronos cada vez que decido leer un libro. Mi interés por lo espiritual me hizo bastante nominalista y debatía con mi vocabulario de entonces con mi profesor de religión.

Con Psicología Punk puedo afirmar que he trabajado como lectora.
Lo que será el post:

  • Crítica después de leerlo
  • Resumen grosso modo de la obra (incluyo juicio)
  • Valoración literaria (aspectos técnicos + opinión personal)
  • Tratar de transmitir lo que me ha generado la lectura.

Víctor Amat es un hombretón rapado con una sonrisa de oreja a oreja que fue campeón europeo de kick boxing, pasó su juventud como luchador y entrenador, hasta que el cuerpo dijo: ¡Para fiera!

Me imagino que Víctor tendría una reacción así:



Pero como no tiene un pelo de tonto, cogió y se licenció en Psicología por la Universidad de Ramon Llull. Con esta experiencia de vida, se hizo terapeuta, formador, profesor y colaborador en un puñao de medios. Y a parte de sus más de 1000 post en instagram, su blog y otras formas de transmitir su vasto conocimiento ¡NO HABÍA ESCRITO UN LIBRO! Con sus casi 60 años y todo el conocimiento adquirido… ¡Menos mal que lo ha escrito!

La atención captada por sus post en @victoramat01 y la visualización de sus videos en https://www.youtube.com/@victoramat3178, causan el efecto de “sentir que el autor te habla” cuando lees Psicología Punk.

Este libro me gustó y lo enmarco dentro de la época en la que vivimos, el posmodernismo (si pinchas, sale cómo lo defino en mi instagram) igual que a mi crítica literaria. Según el querido Víctor, es un libro que pretende estar en contra del pensamiento deliberadamente ingenuo, aparentemente infantil y simple. Yo también lo pienso así, pero yo no sé tanto como él, así que haced caso a sus pretensiones más que a mis pensamientos.

Tras mi primera impresión del libro he alimentado con un vocabulario claro y ejemplos de maravilla algunas ideas que me rondan:

Aprender a “Kriptonizarnos” como dice el autor. Presupongo que porque la criptonita es el punto débil del héroe Superman, reflejando que no tenemos que poder con todo y está bien ¡Carajo!

Con algunos temas como:

  • La fragilidad de la vida.
  • El análisis de la conducta para detectar qué causa los resultados que no quiero.
  • La creencia improbable de que somos muy diferentes los unos de los otros.
  • La inutilidad de la comparación y la gilipollez de la necesidad de hiperproductividad.
  • El miedo y la evitación.
  • Lo inocengola (inocente+mongola por decírmelo con más cariño) que he sido al pedir consejos.
  • Reconocer que tanto yo como la otra persona tenemos nuestros procesos y no son iguales.
  • Aprender a vivir siendo una más
  • La diferencia entre compañeros y amigos, así como la necesidad de mantener nuestras expectativas a raya y clasificar.
  • Aceptar que hay cosas que no se tienen porqué perdonar si no te sale del mondongo
  • Y finalmente, el Wu Wei, idea taoísta desprendida de su filosofía, que consiste en el arte de “no actuar” en el curso de las cosas. Pero que no se malinterprete con el “no hacer nada”, eh.

En nuestros textos, tanto Víctor en los suyos como yo en los míos, se hace palpable que somos amantes de lo contradictorio. Sentarnos en calma ante una vida intranquila, se vuelve obligación cuando tienes la capacidad de hacerlo y puedes ayudar a los demás.

Sus descripciones sobre estos interesantes temas que acabo de compartir, son excelentes a la par que accesibles para todo tipo de públicos. Como labor divulgativa, la ha clavado. Una narrativa muy amena con una capacidad de enganche brutal.

En fin, que está de lujo que pensadores con formación tanto física como mental nos recuerden que permitirnos ser negativos puede acercarnos a un estado de bienestar lejos de la idea happyflower del yo puedo con todo. Con un estilo fresco, cargado de significado y evocando imágenes similares al curso del agua que fluye por un río mientras lo vemos pasar. 

El miércoles 23 de noviembre me dirigí hacia Mallorca pensando que Víctor iba a presentar su libro ahí, para que me lo firmase. Pero no resultó ser el caso.
Llegué a la isla y le hablé por privado: “oye, ¿pero dónde hay que ir para verte y que me firmes el libro?”. A lo que me respondió: “¡no me digas que has venido aquí para mi presentación! finalmente, no la haré, pero puedes venir al curso que estoy impartiendo, te invito.”

He de decir que me hubiese encantado, pero iba acompañada por alguien que no sabía nada sobre psicología, y rechazar esa invitación me pesará hasta que me olvide o vuelva a leer este post. Pero lo solucionó. Nos invitó a cenar, conversamos y nos tomamos unas cervezas. Todo eso después de haber estado unas 8h dando cursos.

«Para mi gran amiga la admirada Nora!! Me puto flipa haberte conocido, espero que nuestros caminos se sigan encontrando por un tiempo guay!!»

Me faltó tiempo para estar con él, pero le hice distintas preguntas para ver cómo respondía y las contestaciones fueron muy interesantes. Pero me las guardo para mí y comparto algunas de las máximas que más me gustaron:

“Puedes decir que no, cuando sabes lo que es sí”, “La madurez es cuando te das cuenta de que algo te encaja o no” y “la gratitud es el reconocimiento”.

También charlamos sobre las expectativas que incitan las etiquetas y me respondió a preguntas referentes a que la responsabilidad engloba hacer lo que “sabes” que da respuesta a las expectativas creadas y la irresponsabilidad, pues como puedes suponer, lo contrario.

Y te preguntarás ¿Por qué le pregunto sobre la responsabilidad?

Pues porque su libro me ha hecho pensar mucho en la responsabilidad que tenemos los consumidores de «lo que sea» en comprar y recomendar las producciones de personas que queremos seguir encontrándonos por la vida y que personas a las que queremos se encuentren. Es decir, a darle la importancia que tiene la responsabilidad individual a la hora de elegir.

Por eso, a parte del útil contenido de sus publicaciones, seguiré tu trabajo de cerca y se lo recomendaré a quien pueda serle de utilidad.

2 comentarios en «PSICOLOGÍA PUNK»

  • Buenos días Nora,
    Poco puedo aportar en el ámbito de la Psicología, dada mí ignorancia más supina respecto a la temática que nos ocupa.
    Con tú permiso y sin ningún tipo de pretensión, me gustaría plasmar en un pequeño bosquejo lo poquísimo que sé.
    No he tenido el placer de poder disfrutar de la lectura del libro de Víctor Amat.
    No se trata de dilucidar o discutir aquí las discrepancias que se puedan tener respecto a la psicología positiva o naif.
    No sé sí existe una corriente psicológica con más peso que otra.
    Por lo tanto, no sé si tiene razón la semiótica de Eco, Seligman (máximo exponente de la psicología positiva), el beaviorismo, Jung o cualquier otro autor de renombre.
    Creo que deberíamos utilizar las herramientas que nos proporcionan y que nosotros consideremos útiles de cada autor y no dar por descartado nada ni a nadie.
    A groso modo, la corriente psicológica positiva me parece un tanto simplista y reduccionista, porque se centra en potenciar los aspectos positivos del individuo, el bienestar, la felicidad, etc.
    Qué hacemos con lo negativo?
    Lo metemos en un cajón a modo standby y a la espera o nos olvidamos por completo?
    Yo creo que la psicología debe ser holistica para tratar de dar respuestas a los problemas afectivos, conductuales o del comportamiento que se manifiestan en un individuo X.
    Creo que la corriente positivista viene imbuida también por la doctrina woke que se ha extendido por nuestras vidas como una mancha de aceite, alcanzando todas las esferas.
    Bajo mí humilde punto de vista, vivimos en una sociedad frágil y que no acepta el sufrimiento.
    Buscamos la satisfacción más inmediata y ésto nos condena.
    Debemos aprender a disfrutar del trayecto cuándo vayamos de un punto A al B. Contemplemos las vistas, hagamos una parada, etc.
    Creo que la autoestima es lo último que debe perder una persona, porque después de ésto, prácticamente no te quedará nada.
    Dada nuestra imperfección humana, no podemos resolver siempre todos los problemas y llegar a todos lados sin tacha de ninguna clase.
    Joer! que no pasa nada.
    Procuro respetar un principio neokantiano de no le hagas a nadie lo que no te gusta que te hagan a tí.
    Tampoco soy muy favorable a jugar con el sentimiento de las personas.
    El primer libro de autoayuda que leí, es el de la autora Louise L. Hay, Usted puede sanar su vida. Esta autora es la precursora de la literatura de crecimiento personal y de autoayuda.
    Sus principios básicos eran el amor y el perdón.
    Me lo recomendó en 1991 la señora que me depilaba las piernas (ahora entiendo lo mal que lo pasáis las mujeres, ja,ja,).
    Sinceramente no me aportó nada, lo dejo caer por sí alguno de tus lectores le quiere echar un vistazo.
    Creo que es uno de los libros de autoayuda más vendidos en la historia.
    Lo que realmente me preocupa es la epidemia de personas medicadas que existen en la sociedad occidental.
    Hay una cantidad ingente de personas enganchadas a las benzodiazepinas por culpa de una serie de psiquiatras desaprensivos que deberían expulsarlos de la medicina y enviarlos a galeras.
    No me refiero a que la medicación no sea necesaria para tratar un trastorno bipolar, demencia, esquizofrenia, etc; me refiero a simples problemas que se le presentan a un individuo en el día a día, y quieren solucionarlo con una pastilla.
    Han pensado estos señores en recomendar hacer deporte, cuidar la alimentación, llevar una vida ordenada y tranquila, y así prevenir muchos de los males que nos aquejan en nuestra sociedad?
    En general, los españoles tenemos prejuicios de valor a la hora de acudir a un psicólogo. Decimos frases tales como, yo no estoy loco para que voy a acudir a un psicólogo.
    Para terminar, me gustaría hacer un inciso en la transición de un deportista de alto nivel que deja la competición por diversas causas y se reincorpora a la «vida civil», por así decirlo.
    Entiendo en parte a Víctor Amat, lo más difícil para un deportista de alto nivel es aceptar que se ha acabado, y después vienen los interrogantes.
    Me dedico a enseñar lo que he aprendido?
    Tengo estudios?
    De qué voy a trabajar?
    Nadie te prepara eso.
    Encima tienes que lidiar con un organismo machacado y con secuelas físicas de por vida ( no todos por suerte).
    Creo que un deportista de alto nivel , nunca debe dejar el deporte por completo, sólo reducir su intensidad, y debe mantener hábitos saludables el resto de su vida.
    Ésto es fácil decirlo, pero no tan sencillo de cumplir.
    Uno se pierde tantas cosas de joven, que muchas veces te planteas sí valió la pena.
    Existen todo tipos de casos, algunos con finales trágicos.
    Recuerdo el suicidio de Jesús Rollan, portero de la selección española de waterpolo y medallista olímpico.
    Ídem con el ciclista Chava Jiménez o el saltador de longitud Yago Lamela, éste último no encajaba en nada de lo que hacía, todo lo dejó a medias.
    Otros casos fueron menos dramáticos, pero sí un tanto preocupantes.
    Recuerdo el caso de la corredora Julia Vaquero, todavía plusmarquista española de 5000m, después de más de 25 años.
    A veces la depresión no es potestad de una persona, su pareja de entonces contribuyó a ello; hay que ser hijo de la gran…. para tratar a tú cónyuge así.
    Me alegro de que Víctor Amat escogiera el camino correcto y de hacer su pasión, su profesión.
    Muchas gracias por dejarme expresar mí opinión.
    Sé que he aportado poquita cosa.
    Un abrazo.

    • ¡Querido Bernabé!

      Disculpa la demora de mi respuesta, pensaba que ya había contestado a este comentario.
      Si te sirve de consuelo, estoy terminando la carrera, he leído libros, hablado con expertos… y aún me siento extremadamente ignorante.
      Te recomiendo buscar el libro de Psicología Punk en la biblioteca, si no lo tienen, espero puedan pedirlo. Te será amena su lectura y creo que coincidiréis en muchas cosas y en otras que desconozco dada mi corta experiencia de vida.

      Con respecto a «que deberíamos utilizar las herramientas que nos proporcionan y que nosotros consideremos útiles de cada autor y no dar por descartado nada ni a nadie.» Estoy totalmente de acuerdo, las cosas que existen tienen su función, la han tenido o se le pueden dar otras. Víctor Amat pone el acento en la moderación y en nuestra responsabilidad, no en demonizar las prácticas ya presentes, pero sí en su comedimiento. O eso interpreto yo.

      Seguidamente a lo que comentas de la doctrina woke, estoy tristemente de acuerdo contigo. Te recomiendo leer a Byung Chul Han, en concreto, «La sociedad del cansancio» y «Desaparición de los rituales». Son lecturas que desprenden lo que creo tratas de expresar.

      El tema de los Deportistas de Alto Rendimiento es muy difícil. Cursé una optativa dedicada a este tema, gran parte de mi admiración por Víctor viene determinada por su pasado. Para mí el «mens sana in corpore sano» es un filtro suficiente (que no necesario) para que te ganes mis respetos, jaja.
      Yo también me alegro mucho de que Víctor escogiera este camino de vida, correcto desde su experiencia y nuestros ojos sesgados por aprendizajes precios, no correcto universalmente, claro.

      Has aportado mucho, como siempre que comentas.
      Gracias Bernabé, nos vemos pronto.

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