Buenos días, tardes o neches. Leches, he escrito mal esto.
Da igual. Sigamos… ¿tú cómo estás? dándole al coco supongo, pero COMPRENDER ES MUY DIFÍCIL.
Por lo que a medida que vamos creciendo, vamos añadiendo pensamientos a un mismo tema, y esta semana a mí me ha dado por la senectud y la pasión que existe en una vida enfocada. Para culminar la semanita con estos temas, me ha caído como un jarro de agua fría la noticia de la muerte del neurocirujano que me intervino en el momento crítico al que fui a parar a la Unidad de Cuidados Intensivos a los 15 años.
Recibí la noticia con una mezcla de emociones intensas que me hacen pensar en él como quien me salvó la vida. Lo hicieron muchas más personas. Pero él tuvo un papel decisivo. Recuerdo cuando me vio hace unos años y, orgulloso, dijo: «¡Qué buen trabajo hice contigo! ¡Viniste fatal!» y se lo explicaba a su acompañante.

La Senectud: una vida de significados y contribuciones
Puestos en contexto para leer las siguientes líneas, invito a ver la senectud como una etapa de la vida a la que llegaremos si somos capaces de volar con prudencia por los años. Y además de números, también vamos granjeando significados, experiencias y contribuciones que después guardan como un tesoro la materia que interactúa entre sí del mundo terrenal.
Alberto Castro, que es el nombre del hombre con el que inicio el texto, usó esa experiencia de vida para devolverme la salud. Es parte de su legado, y lo llevo conmigo. Incluso después de su muerte, vive en todas las vidas que ayudó a sanar, donde me incluyo.

La pasión de un trabajo enfocado
En lo que respecta a la pasión, veo el trabajo que tuvo Castro como uno de los más exigentes. No solo a nivel intelectual, sino también a nivel emocional. Una pasión extremadamente enfocada porque en sus manos han estado la vida y la muerte, desafíos que pocas personas pueden asumir. Dejó una huella enorme en mí.
Él también había estado en coma y sufrido lesiones cerebrales. Se rehabilitó y me operó. Muchos meses más tarde, cuando por fin tuve la capacidad de hablar y tuve la oportunidad de hacerlo con él, me contó esa historia cuando le hablaba frustrada de mis limitaciones en cuanto a memoria y otros procesos cognitivos. Se reía. Su risa era especial, por lo menos a mí me lo parecía, porque era un hombre grande que de primeras me infundía cierto nerviosismo por el respeto que le tenía, pese a no ser consciente aún ni de la mitad de cosas de lo que soy ahora.

Lecciones que trascienden la vida
Me compartió «trucos» neurológicos, y quedé fascinada. Lo simple que es hacer las cosas complejas cuando sabes cómo hacerlas. Le dije que me dedicaría al mundo de la salud, él que sabía lo duro que era, me sugirió que me enfocara en otra cosa más sencilla, según él, claro. ¡Una ingeniería me dijo! Jaja, lo recuerdo con gracia. Tenía un humor muy peculiar. Habremos hablado 4 veces más desde que me operó, a lo sumo.

Un duelo Conectado con la existencia
Pero aunque pueda no tener sentido para muchas personas, siento la pérdida como si fuera cercana debido a lo que significó en mi vida. Entiendo que este duelo no es por la persona en sí, sino por la conexión emocional que tengo con esa etapa crucial de mi existencia.
Por tanto, siento tristeza y agradecimiento a partes iguales. Porque todo lo que me conecta con mi trauma tiene un papel importante en él y me lleva a reconocer lo que soy hoy.

Construir una vida con propósito
¿Cómo utilizamos nuestras experiencias para seguir construyendo una vida llena de propósito?
La muerte siempre nos recuerda que estamos vivos. Aunque el impacto del pasado cala en los huesos, es importante estar en el presente y apreciar las conexiones y continuar buscando significado a nuestras vidas.

Un homenaje al Dr. Alberto de Castro Torres
Así que, este post es para la memoria del Dr. Alberto de Castro Torres. Quien, según mi percepción, personificó la intersección entre la pasión, el enfoque y la senectud. Aunque su vida terrenal haya terminado, las cicatrices de mi cabeza siempre tendrán el eco de las heridas que curó a modo de trofeo y de advertencia, recordándome su ejemplo de entrega y humanidad.

Salud, café y muchas filosofadas.